Tras dos años agónicos por la crisis energética, Occidente por fin respira. La electricidad, los combustibles y el gas ya son más baratos que hace un año en el 70% de los países ricos. La espectacular caída de los precios de este último, que se ha dejado un 90% de su valor en el mercado europeo desde los máximos del pasado verano, es la gran responsable de este alivio, que constituye el principal factor de la esperadísima moderación de la inflación. España aparece como uno de los Estados más beneficiados.
De las 38 naciones que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 27 ya tienen una energía más accesible que hace 12 meses, y solo en 11 los precios han seguido subiendo. Así lo corrobora el informe sobre la inflación de junio que la institución con sede en París ha publicado este jueves. De media, la electricidad, el gas y los combustibles ya están un 9,6% por debajo de los niveles del año pasado, aunque este alivio resulta mucho más suave en la Unión Europea (-4,1%), principalmente por el encarecimiento en varios países del este.
En líneas generales, se aprecia un patrón muy claro: las naciones que más dependían del gas ruso —y que, por tanto, han tenido que hacer un mayor esfuerzo económico para independizarse del suministro del Kremlin— son las que más dificultades están teniendo para revertir la tendencia alcista iniciada tras la pandemia y agravada por la guerra en Ucrania. En Hungría, por ejemplo, la energía se ha disparado un 27,6% en el último año, mientras que otros Estados que recibían grandes cantidades de Moscú, como la República Checa, Eslovaquia, Polonia, Alemania, Italia o Austria, también pagan más que hace 12 meses.
Sin embargo, la tendencia generalizada apunta a un alivio, que coge más fuerza si se excluye a Europa de la ecuación. Un dato: de los 11 países donde la energía continúa encareciéndose, solo tres no están en el Viejo Continente, Colombia, Australia y Chile. Dentro del bloque comunitario, España es el segundo país más beneficiado por el nuevo contexto, solo por detrás de Bélgica: los consumidores nacionales pagan por la electricidad, el gas y los combustibles un 24,9% menos que hace un año, gracias a la posición de partida más favorable —una menor dependencia de Rusia— y a las medidas impulsadas por el Gobierno, como la excepción ibérica. Sin embargo, la palma se la lleva Turquía, con un espectacular abaratamiento del 27,1%.